Entrelazados desde siempre
Desde siempre hemos estado comunicados. No obstante, la forma en la que permanecíamos en contacto ha estado en constante evolución, adaptándose a los medios y tecnologías de cada época. Desde las primitivas cartas que llevaban información esencial entre continentes lejanos, hasta el teléfono que Bell nos brindó en el siglo XIX; la humanidad ha buscado incansablemente superar las barreras físicas que el mundo nos interponía para conectar a personas, culturas y sociedades. La comunicación interpersonal ha sufrido un gran cambio debido al progreso técnico, gracias a momentos clave de la historia, y en los últimos años, las redes sociales han marcado una nueva era en cómo interactuamos y nos organizamos a nivel mundial.
Antes de esta era tan reciente, las relaciones entre humanos estaban profundamente mermadas por las limitaciones geográficas. Sin embargo, la llegada de medios como el teléfono o el telégrafo comenzó a hacer añicos estas barreras, permitiendo que personas se comunicaran a grandes distancias de manera casi inmediata. Ya en el siglo XX, la televisión y la radio se convirtieron en herramientas básicas para compartir información y moldear la opinión pública, más aún durante momentos clave para la Historia como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Fría.
Empero, la verdadera revolución llegó con la gran aclamada Internet en la década de los 90, que, transformó de raíz la comunicación interpersonal. Con la llegada de redes como Facebook o Instagram ya en el nuevo milenio, la comunicación sí que dio un giro de 180º. La interacción se volvió realmente instantánea, se transformó en una actividad en tiempo real. Estos nuevos medios no sólo cambiaron la forma en la que nos relacionábamos, sino que tuvo de la misma forma un impacto decisivo en eventos históricos. Por ejemplo, durante la Primavera Árabe en 2010, las redes permitieron que ciudadanos de multitud de países compartieran sus respectivas experiencias y organizaran todas las protestas masivas contras sus gobiernos que acontecieron en dicho momento. En cuestión de pocas semanas, las demandas llegaron a los rincones de toda África y Oriente Medio, mostrando el potencial de las redes cuando estas se usan con un fin común. Las redes sociales han amplificado el activismo y la visibilización de problemas globales. Ejemplos de ello son el cambio climático o los derechos civiles de colectivos vulnerables como el de las personas afroamericanas. La velocidad de difusión de la información y su capacidad intrínseca de compartir experiencias a tiempo real han dado lugar a un activismo descentralizado y etéreo. No obstante, no todo es de color rosa: la globalización de las interacciones han contribuido a la banalización de muchos temas, una mayor polarización de las opiniones y la creación de entornos donde el sensacionalismo y el carisma son la prioridad frente a la profundidad y la seriedad de los temas realmente importantes.
Así que... ¿qué sería de nosotros si hoy día siguiéramos comunicándonos a través cartas firmadas de nuestro puño y letra?