¿Somos conscientes acaso?

            34.69%. Ese es el porcentaje medio de horas que los españoles pasamos frente a una pantalla. 5 horas y 42 minutos por día. 7 días y 3 horas por mes. 86 días, 16 horas y 30 minutos mirando fijamente a una pantalla a lo largo de todo un año. ¿Es así como queremos pasar más de un tercio de nuestra vida? Y más importante, ¿somos conscientes de cuán nefasto es esto para nuestra salud tanto física como mental?

          Ojalá pudiéramos afirmar que todo ese uso es productivo, pero sabemos que no es así. De hecho, más aún entre edades tempranas, la gran mayoría de ese tiempo consiste en la consumición de un contenido totalmente vacuo. Entre reels, shorts y clips no hacemos más que cebar nuestro cerebro a base de información vacía, sin cabida para la cultura ni para el pensamiento abstracto. Poco a poco nos sumimos en un abismo fútil, superfluo y banal del que es casi imposible escapar. Esto es debido al denominado sesgo de confirmación, a través del cual sobreestimamos el valor de la información que encaja con nuestras creencias y expectativas e ignoramos la información que no coincide con lo que pensamos o creemos, lo que en numerosas ocasiones nos conduce a errores. Lo preocupante de este fenómeno es la plena conciencia de las redes sociales acerca de él y sus consecuencias y la inconsciencia de los usuarios (y víctimas) de las redes sociales. Un ejemplo de esto lo hallamos en la configuración base de Instagram, donde hay habilitado un ajuste predeterminado que prevalece la información política e ideológica afín frente a opiniones diferentes, que quedan excluidas del feed. Este tipo de algoritmos sesgados y modificados que por desgracia encontramos en todas las redes sociales dan como resultado mentes débiles carentes de raciocinio y espíritu crítico. Otro problema que se desvincula de estos algoritmos es la adicción que crean este tipo de apps, ya que al sugerir indefinidamente contenido llamativo para el consumidor, éste corre el riesgo de scrollear horas y horas atrapado en un bucle infinito. Mientras que las redes sociales apelan a la responsabilidad y autocontrol del usuario, algunos organismos como la OMS comparan los efectos de este tipo de apps con las consecuencias de las drogas.

             Cada vez son más las campañas a favor de un uso responsable de las redes sociales que visibilizan la crisis en la que estamos sumidos. No obstante, para lograr ganar la batalla contra la lobotomización en masa y el individualismo homogéneo que está teniendo lugar en nuestra sociedad precisamos de unas instituciones y organismos que apoyen y colaboren en la causa, unos medios de comunicación no sesgados, objetivos y sensibles que pongan en manifiesto todas estas injusticias y que hagan conocedores a los usuarios de cómo los controlan y los engañan y, lo más importante de todo, una educación digital que conciencie a niños y adolescentes de la importancia de un uso responsable de Internet y las redes sociales. Juntos es posible.




Fuentes de información: Electronic Hub, OMS, Wikipedia.

Imágenes: https://www.flickr.com/photos/ebayink/6816581064, https://www.rawpixel.com/, https://www.deviantart.com/nighted/art/Big-Brother-Is-Watching-YOU-119409480.